1
Canto de peregrinaje .
Cuando nuestro Señor transformó nuestra suerte,
Nuestra cara cambió.
2
Entonces nuestra cara mostraba alegría
y nuestra boca de cantaba canciones;
incluso los propios pecadores decían:
¡Dios hace grandes obras!.
3
Nuestro señor hace inmensas obras con nosotros;
Por eso somos felices.
4
Danos mejor suerte, nuestro Señor,
como los ríos del sur.
5
Los que cultivan entre lágrimas,
Cosecharán con canciones
6
El que va triste y lleva la bolsa con semillas
regresará con alegría, trayendo su fruto.
El Salmo 126 es sinónimo de libertad
El salmo 126 es un salmo por la restauración, transmite una energía de libertad y se ensueño. Si en alguna oportunidad alguien fue prisionero o en una cárcel o ha visitado uno de estos lugares, puede sentir lo que siente un ser humano al salir de uno de estos lugares.
Este salmo es el canto de la lucha de los desfavorecidos que reclaman sus derechos y libertad, que a pesar de resistir las injusticias de los poderosos, tienen fe de que Dios les dará su libertad. Además de que confían en que el Señor es su aliado y les dará las fuerza que necesitan para encontrar los caminos a la libertad.
Este salmo demuestra como Dios actúa en momentos específicos y que siempre escucha el clamor de sus hijos, de un pueblo que ha sufrido opresión y muestra la felicidad de los mismos al cantarle al Señor.
La angustia no es una situación permanente, esta situación de cárcel o presión puede durar algún tiempo pero no es eterna. Nuestra lagrimas pueden ser semillas que produzcan y cosechan gozo debido a que Dios puede sacra algo bueno de las tragedias o desventuras, este es una enseñanza muy importante, aprender a ver de una forma diferente las adversidades y obstáculos que se nos pone en el camino.
Cuando la tristeza nos abrume, debemos saber y entender que los momentos llenos de tristeza pasaran, acabaran pronto y que una vez más encontraremos el gozo. Una de las enseñanzas más grande de este salmo es que debemos tener paciencia y aguardar a que el mal tiempo pase.
Para este salmo, las lágrimas son un símbolo especial porque desempeñan un papel en el crecimiento espiritual y dejan que el espíritu encuentre regocijo: las lágrimas riegan el alma, dejan que uno pueda sentir y desahogarse y esperar a que el mal tiempo pase, para que luego se puede recoger la abundante cosecha gracias a esperar al Señor.