Salmo 4

1

Contéstame cuando rezo, oh mi Señor que impartes justicia.

Cuando tuve pena,  me diste refugio;

Acuérdate de  mí y escucha mis plegarias.

 

2

Descendientes de Dios, ¿Cuánto tiempo difamaréis  la gloria de nuestro señor?

¿Cuánto tiempo queréis seguir por el camino de la soberbia y encontrar la misma mentira?

 

3

Entended, que Jehová salva al justo;

Y lo escuchará cuando rece.

 

4

Temed y no hagáis injusticias;

Pensad con el corazón lo que hacéis y meditad.

 

5

Dad ofrendas para cumplir su justicia,

y respetad a Dios.

 

6

Todos afirman, ¿Quién será el que nos muestre el bien?

Dios deslumbranos con tu luz y reflejo.

 

 

7

El gozo llego a mi corazón gracias a ti,

Y más fuerte que cuando nace los cereales en la tierra.

 

8

Descansaré con la conciencia tranquila

y dormiré como un niño pequeño,

porque Dios me da cobijo.

 

Salmo 4

 

El Salmo 4 muestra como hay luz después de la oscuridad

En este reconfortante Salmo 4 encontramos el alivio que necesitamos en tiempos complicados, ya que en este hermoso texto el salmista nos da el ejemplo de cómo, quienes siguen el camino de Dios, pueden descansar y no sentirse aturdidos por mal alguno.

La alegría que Dios puede darnos es superior a la que sentía el salmista en aquel tiempo, y que narró en este Salmo 4 cuando mencionó que su regocijo superaba aquellos momentos cuando había grano y vino nuevo.

Ninguna cosa material puede proporcionarnos una alegría como la que Dios puede infundir en nuestra alma y, sin embargo, son muchos los hombres que prefieren acumular tesoros aquí en la tierra antes de permitirse experimentar la saciedad que brinda la presencia de Dios.

Además de esta notable ganancia para nuestro espíritu, también es importante seguir el camino de Dios porque Él sabrá distinguir a quienes le son fieles de aquellos que aman las cosas vacías.

Perseguir cosas banales nunca podrá sustituir todo el gozo que nuestro Señor puede darnos. Todo lo que hay en el mundo es perecedero, todo acaba, hasta la vida de nosotros mismos, en cambio, Dios es sempiterno y su justicia infinita. Es el único que puede darnos salvación.

En este Salmo 4, el Rey David afirma que puede acostarse tranquilo y dormir, por la seguridad que Dios le brinda. Quienes tienen a Dios alejados de sus vidas difícilmente encuentran la paz que necesitan, viven agitados y con turbación.

Por lo tanto, este Salmo 4 nos invita a reflexionar sobre todas las bondades que encontramos en la presencia divina, y que no hallaríamos jamás en ningún lugar de este mundo, o en las cosas transitorias y banales.

Todo cuanto esté fuera de Dios es superficial. Transitar en sus sendas es lo que puede darnos verdadera plenitud y llenar nuestra vida de armonía. Dios es nuestra apuesta más segura.