1
Mi Dios, en ti confío;
Libérame de los enemigos que van detrás mía,
2
No quiero que me quiten mi alma,
Como si fueran leones que descuartizan a su presa,
sin ninguna ayuda posible.
3
Dios mío, si hice el mal,
O si con mis manos hice alguna injusticia,
4
si he traicionado a mi aliado,
o si he robado a mi enemigo;
5
Que mi adversario me gane en la batalla
Y aplaste la tierra por donde ando,
Como mi honradez.
6
¡Dios imparte tu justicia con cólera!
Levántate en contra de mis enemigos
y haz justicia conmigo.
7
Y las masas de los pueblos te alabarán;
Lo observarás desde lo más alto.
8
Dios enjuiciará a las naciones.
Mi Señor tus juicios serán justos
en base a tus preceptos.
9
¡Dios acabará con la malicia de los pecadores!,
la paz y justicia reinarán.
Ya que Dios nos pone a prueba con sus obras.
10
Mi protección es Dios,
Que protege a los justos de buen corazón.
11
Dios hace justicia con rectitud,
Todos los días Dios que se irrita
con las obras de los pecadores.
12
Debe haber arrepentimiento,
porque si no Dios estará esperando con su espada,
y un arco cargado con una flecha.
13
Tiene listo diferentes armas devastadores,
Como son arcos con flechas bien afiladas.
14
Los pecadores sufren dolor por sus injusticias,
Piensa con maldad para engañar a las personas.
15
Ha escavado agujeros, cada vez más profundos;
y en esos mismos hoyos tropezará.
16
Su mal caerá sobre su misma lengua,
y su furor caerá sobre su misma cabeza.
17
Rezaré a Dios con su verdad,
y recitaré cánticos en su nombre.
Con el Salmo 7 la salvación estás mas cerca
Solamente Dios puede salvar a David de cualquier calamidad que sus enemigos quieran traer a su vida, tal como lo hace saber en este Salmo 7.
Este Salmo 7 es una hermosa oración en la que David ruega para que Dios lo salve de todos aquellos que lo persiguen y lo libre del mal. Si David cae en manos de sus enemigos sabe que su alma será desgarrada, tal como lo haría un león.
Las personas que practican la iniquidad pueden arremeter contra nosotros de igual manera, y también podemos sentirnos al límite de nuestra existencia. Pero Este Salmo 7 es un hermoso texto al cual podemos recurrir para recordar que la presencia de Dios siempre nos librará de todo mal.
David también experimentó mucha angustia y por eso aclamada a Dios para que efectuara su juicio y le defendiera. Asimismo, nosotros contamos con Dios, como nuestro único redentor, el único que es capaz de tener suficiente poder para acabar con todos los que nos quiere angustiar.
Sin embargo, David fue humilde y pidió a Dios que le juzgara también y que actuara conforme a su justicia, y hoy nosotros debemos apegarnos a este ejemplo. No podemos pretender que tenemos toda la razón siempre, sino que debemos aceptar la corrección por parte de Dios. Si hemos actuado bien no tenemos nada de lo cual temer.
Si hemos actuado en inconformidad con sus caminos, entonces debemos aceptar su decisión y afrontar nuestros errores. Nuestra integridad siempre debe ser sometida a los juicios de Dios. Es inaceptable que un cristiano pida a Dios que actúe en su favor, pero que no tenga la suficiente humildad para aceptar sus errores.
La iniquidad será acabada, y los justos serán salvados. Debemos recordar, tal como indica este Salmo 7, que nuestra mente y corazón también serán sometidos a la justicia de Dios. Él ciertamente nos examinará. Pero, Él es justo y debemos sentirnos seguros ante este hecho.