Salmo 6

1

Dios, no me castigues con furia,

ni me hostigues con tu cólera.

 

2

Dios ten piedad conmigo, porque soy débil;

Dios cúrame porque mis huesos se rompen.

 

3

También mi alma está consternada;

Escúchame mi Señor, ¿hasta cuándo durará este dolor?

 

4

Date la vuelta mi Señor, libera mi alma;

Ayúdame con tu bondad,

 

5

porque tras la muerte nadie se acordará de ti.

¿Quién te rezará?

 

6

Estoy extenuado de tanto gritar;

todas las noches lloro en mi cama sin límite,

mi llanto baña las sabanas de mi alcoba.

 

7

Mi mirada está triste por el miedo;

Mis ojos están deteriorados por los ataques de mis enemigos

 

8

Alejaros de mí pecadores,

porque Dios ha escuchado mis lágrimas.

 

9

Dios escucha mi plegarías;

Y mis oraciones tienen efecto.

 

10

Mis adversarios serán deshonrados y  castigados;

huirán y serán humillados.

 

salmo 6

 

El Salmo 6 para pedir misericordia en tiempos de prueba

En este Salmo 6 David piensa que está siendo castigado por Dios, y esa es la actitud que muchos tomamos cuando sentimos que las cosas no marchan bien en nuestras vidas. Sin embargo, es importante destacar que, somos nosotros quienes atraemos cosas malas a nuestra propia vida.

David pide en el Salmo 6 a Dios que no le reprenda debido a su enojo. Tal vez sentía una fuerte carga o momento de prueba, por lo que no deseaba ser castigado, ni ser objeto de la ira de Dios, por ello suplicaba por su misericordia.

La situación que David atravesaba, y que refleja en este Salmo 6, era fuerte. Él sostiene que está enfermo, y quiere que Dios lo sane. Cuando menciona que sus huesos se sienten turbados lo hace porque siente un padecimiento físico, pero cuando dice que su alma está turbada, es porque aquella situación también le afectaba anímicamente.

David, al igual que nosotros en algunas ocasiones, sintió que no estaba siendo escuchado por Dios, ya que no lograba salir de aquel momento duro que vivía, y pidió que su alma fuese librada de la opresión que le hacía sentir mal.

El salmista incluso recordó a Dios que en la muerte nadie le alabaría ni lo recordaría, y él se sentía próximo a algo terrible porque toda la noche gemía e inundaba su lecho de llanto.

Toda la cama de David era regada con lágrimas, así como él mismo lo afirmó en este Salmo 6, y nosotros muchas veces podemos sentir que no soportaremos aquello que estamos viviendo, y que Dios tal vez no nos escucha, pero nada hay de cierto en ello.

En lo que nosotros pensamos, pero las pruebas tienen un papel importante en nuestras vidas, y en su bondad amorosa Dios jamás nos permitirá vivir situaciones a las cuales no podamos sobrevivir.

David, una vez más, muestra su confianza en Dios en este Salmo 6, y le dice a todos los que practican el mal que se alejen de él, porque Dios ha escuchado su llanto. Nosotros debemos sentir la misma confianza.