1
Dios tú eres nuestro refugio
de padres a hijos.
2
Mucho antes de la creación de las montañas
y que apareciesen la tierra o el cielo,
hasta la eternidad serás nuestro Señor.
3
Haces posible que el hombre sea polvo de nuevo
y manifiestas palabras como:
Regresad, descendientes de los hombres.
4
Después de más de 1000 años enfrente de tus ojos
Pasaron igual que el día de ayer o como la
víspera de esta noche.
5
Tú te los llevas y son como una fantasía,
como la misma yerba que crece al amanecer,
6
A media mañana brota y crece;
pero al anochecer se mustian.
7
Porque tu energía nos agota,
y con tu poder somos conmovidos.
8
Has dispuesto nuestras injusticias enfrente tuya,
Nuestros más ocultos pecados están delante de tu presencia.
9
Porque el resto de nuestros días empiezan y terminan en tu ira;
Y nuestra vida termina, con un solo un suspiro.
10
Las personas adultas tienen 70 años de edad;
y los más mayores 80 años de edad.
La mayoría de esas edades se llega con agotamiento,
Porque el tiempo pasa rápido.
11
¿Quién reconoce la autoridad de tu furia,
y tu cólera según el miedo que te tienen?
12
Muéstranos como numerar todos nuestros días,
Danos una razón de ser para que la inteligencia,
Llegue a nuestro corazón.
13
¡Dios date la vuelta! ¿Cuánto tiempo durará esta situación?
Y ten misericordia con tus fieles.
14
Al amanecer, ansiamos tu bondad,
y cantamos bonitos cánticos con alegría,
disfrutando cada día de nuestra vida.
15
Danos alegría por los días que tenemos tristeza
Y por el tiempo que estuvimos cerca del mal.
16
Demuestra tu poder y tu obra a tus fieles,
y tu majestuosidad a las criaturas de la tierra.
17
Que llegue tu bondad a nosotros, mi Señor,
Para que tu obra nos haga progresar en cuerpo y mente.
La eternidad de Dios y la transitoriedad del hombre
El Salmo 90 es muy significativo porque nos recuerda que el paso del hombre en la tierra es breve. Esto es necesario comprenderlo porque en más de una ocasión actuamos como si fuésemos a vivir por siempre, y la verdad es que no es así.
David ya estaba consciente de que el hombre sólo hace un tránsito por la tierra, pero no le corresponde quedarse en ella por siempre. Dios es el único que no tiene principio ni fin y a quien pertenece todo cuanto hay en la tierra.
El Salmo 90 nos recuerda incluso que el tiempo de Dios no es el mismo que nosotros manejamos. Lo que para nosotros pueden ser mil años, para Dios es como un solo día.
Este impactante Salmo 90 también nos permite tener presente que nuestros días en la tierra pueden ser setenta u ochenta, pero que al final todo resulta molesto, que todo pasa pronto, y nosotros simplemente volamos. Podemos desaparecer como el polvo mismo.
Algunas personas desgastan toda su vida esforzándose para acumular grandes riquezas o cantidades exuberantes de dinero que luego no están seguro si realmente podrán disfrutarlas o si lo hará otro.
Si todas las naciones pueden ser derribadas por Dios y los gobiernos pueden desaparecer, la mejor opción en nuestra vida es aferrarnos a Dios. Sólo nuestro Señor nos brinda el refrigerio que necesitamos en nuestras vidas.
El Salmo 90 nos invita a reflexionar sobre nuestra corta estancia en esta tierra, y nos invita a pedir, junto al salmista, que Dios nos llene de su misericordia para sentirnos saciados y que nuestra alma se sienta alegra y podamos cantar todos los días.
Más que vivir en la búsqueda de proclamación, fama, dinero, o acumulando objetos que nunca llegarán a satisfacernos, es preferible interiorizar el Salmo 90 y pedir a Dios que sea su luz la que siempre esté sobre nosotros y nos guíe en todo momento. Nada lejos de Dios puede brindarnos verdadera felicidad.